El registro funerario de la Lloma de Betxí: una visión desde la antropología física
Ángela Pérez Fernández
María Paz de Miguel Ibáñez
2015
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El registro funerario
de la Lloma de Betxí:
una visión desde la Antropología Física
Ángela Pérez Fernández, Universidad de Granada
María Paz de Miguel Ibáñez, Universidad de Alicante
El esqueleto humano constituye la fuente de información
más valiosa entre los materiales recuperados en las intervenciones arqueológicas, ya sea la cerámica, restos faunísticos, carpológicos, etc. (Brothwell, 1987; White, 2000),
ya que estamos ante los restos más directos de quienes
nos precedieron: «Parmi les chemins qui nous conduisent
à la connaissance des sociétés anciennes, il en est un, tracé
par ce qui nous reste de plus intime de ces gens d’avant :
leur squelette» (Bonnabel, 1997).
Cuando se trabaja con restos óseos humanos de
origen arqueológico se recurre a la Antropología Física,
ciencia que estudia al ser humano en sus aspectos biológicos (antropología físico-biológica). En la medida en que
los humanos somos fruto del proceso evolutivo, la antropología física estudia también el conjunto de los homínidos. Además, se centra en el estudio de las diferencias o
< Detalle de mandíbula adulta con acusado desgaste dental y
absceso radicular.
variaciones físicas entre las poblaciones humanas a lo largo del tiempo y de su distribución en el espacio. Mediante
el uso de métodos y técnicas concretas, esta disciplina
obtiene datos de carácter más específico como la evolución de las enfermedades (paleopatología), la influencia
del medio ambiente en el ser humano, sus actividades
cotidianas, aspectos culturales, etc.
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Fig. 1. Plano de localización de los enterramientos.
[ 114 ]
En la Lloma de Betxí se han recuperado dos enterramientos individuales (de Pedro, 2005; 2010) (Fig. 1), el
primero de ellos durante la campaña de excavación del
año 2002, en posición secundaria junto a los restos de un
cánido (Sanchis y Sarrión, 2004); y el segundo en 2003, en
posición primaria, decúbito lateral izquierdo, depositado
en una fosa circular delimitada por una serie de piedras
de mediano y gran tamaño, sin ningún tipo de ajuar.
Paralelamente, se han recuperado restos óseos aislados:
un fragmento de fémur derecho y un segundo molar inferior derecho permanente. Estos últimos responden a hallazgos casuales o fortuitos, muy frecuentes en poblados
de similar cronología, sin conexión alguna con unidades
funerarias, y relacionados con remociones y contextos de
relleno (de Pedro, 1998).
El primer enterramiento se localizó en el Sector
Este del yacimiento (cuadro b-c/22, capa 7) y su datación
absoluta proporcionó una fecha de 3650±40 BP, calibrada a 2 σ entre 2140 y 1910 BC. Corresponde a un individuo incompleto, de aspecto robusto y con inserciones
musculares marcadas. Las características morfológicas
de los huesos (Ferembach, 1980; Ferembach et al., 1979;
Buikstra y Ubelaker, 1994) permitieron estimar los restos
de un hombre de edad avanzada. Se observaron diversas
lesiones artrósicas en vértebras y zonas articulares de los
huesos largos (Fig. 2) así como en la temporo-mandibular, y una periostitis –infección o inflamación– en la tibia
derecha. Presenta entesopatías en el radio derecho y en
diversas falanges de las manos, que podemos relacionar
con la realización de actividades físicas intensas (Capasso
et al., 1999). En cuanto a la salud oral, destaca el acusado desgaste dental y sarro en la dentición superior y una
edentación total de los dientes inferiores con reabsorción
alveolar antemortem (Fig. 3). Los datos métricos permitieron valorar una estatura media de 176 cm (Trotter y
Gleser, 1952) y un índice craneal dentro de la categoría de
braquicráneo, es decir de forma redondeada.
Con posterioridad, durante la campaña de 2010,
se recuperaron 12 unidades esqueléticas (huesos largos)
y diversas esquirlas vertebrales en el mismo Sector Este
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Fig. 3. Mandíbula con artrosis temporo-mandibular. Se observa
un recrecimiento óseo sobre la superficie articular del cóndilo
izquierdo, y pérdida completa de la dentición. Enterramiento
secundario.
(cuadro a/21-22, UE 1058), muy próximos al conjunto del
enterramiento secundario. Teniendo en cuenta la zona
en que fueron recuperados, así como las características
morfológicas del material: restos de un individuo adulto, probablemente hombre; y paleopatológicas: lesiones
artrósicas en vértebras y zonas articulares de los huesos
largos, posiblemente los restos forman parte del mismo
conjunto funerario recuperado en el año 2002 y, por tanto, se trata del mismo individuo.
El segundo enterramiento fue recuperado en
el Sector Oeste del poblado (cuadro G/14, UE 0037).
Corresponde a un individuo completo, igualmente hom-
bre y de edad adulta, con una datación absoluta de
3400±40 BP, calibrada a 2 σ entre 1760 y 1610 BC. El estado de conservación del mismo era bastante deficiente, debido en parte a las alteraciones postdeposicionales provocadas por el terreno, las cuales condicionaron
unos procesos tafonómicos que destruyeron gran parte
de la superficie ósea. No obstante, pudieron identificarse artrosis cervical y calcificación del ligamento amarillo.
Destacan, por otra parte, las entesopatías localizadas en
los antebrazos y en las falanges de las manos, así como
una marcada inserción del ligamento costo-clavicular.
En cuanto a las patologías orales, también se observó un
El registro funerario de la Lloma de Betxí. Á. Pérez Fernández, Mª P. de Miguel Ibáñez
Fig. 2. Epicondilitis en húmero derecho. Se observa una exóstosis
en el epicóndilo lateral, provocada por pequeños desgarros en el
tendón. Enterramiento secundario.
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Fig. 4. Mandíbula adulta con acusado desgaste dental y
absceso radicular. Enterramiento primario.
marcado desgaste dental, presencia de caries en diversas
piezas y absceso radicular en el primer molar izquierdo
(Fig. 4). Su índice craneal se encuentra dentro de la categoría de mesocráneo.
En cuanto a los restos óseos aislados, durante la
campaña de excavación de 1995, en el espacio correspondiente a la Habitación III (cuadro A/30, Capa 6), se recuperó un fragmento de epífisis distal de un fémur derecho.
Presenta una fractura postmortem en el extremo proximal
y una alteración cromática de color marrón oscuro. La
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epífisis se encuentra fusionada por lo que pertenece a un
individuo de edad adulta. El tamaño de la pieza es relativamente pequeño y de aspecto grácil, por lo que pudiera
tratarse de una mujer.
Y, por último, en la campaña de 1999, se localizó un segundo molar inferior derecho permanente
en la Cisterna del Sector Este (cuadro b-c/26, Capa 5).
Corresponde a un individuo de edad adulta y presenta un
desgaste dental moderado.
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Los enterramientos de la Lloma de Betxí responden a diferentes prácticas funerarias, atendiendo a la posición de los restos óseos. En el primero de ellos, el más
antiguo, la sepultura original aparece removida, quizás
como consecuencia de remodelaciones de las estructuras de habitación; los restos están depositados en posición secundaria, y un esqueleto de cánido parece acompañarlo. El segundo, y más reciente, conserva la posición
primaria de los restos óseos en una sepultura en fosa delimitada por piedras, sin ningún tipo de ajuar. Entre ambas inhumaciones transcurren entre 250 y 300 años, y sus
diferencias confirman la diversidad del ritual funerario
documentado en el Bronce Valenciano (de Pedro, 2010).
El análisis del material antropológico ha permitido
aumentar nuestro conocimiento sobre las poblaciones
de la Edad del Bronce en el ámbito valenciano, así como
la identificación de los individuos encontrados a partir de
sus restos fragmentados, que se suman al amplio corpus
documental del registro ostearqueológico.
Los individuos estudiados son dos hombres adultos que presentan patologías relacionadas con la edad y
con determinadas actividades y hábitos cotidianos, como
son las alteraciones dentales, lesiones artrósicas y determinadas entesopatías.
Las patologías dentales observadas están altamente relacionadas con la dieta y con ciertos hábitos de
higiene. Un consumo elevado de azúcares y de hidratos
de carbono, presentes por ejemplo en el cereal, junto con
otros productos de la ganadería, la caza y la recolección,
favorecen la aparición de caries y sarro, así como la falta de
higiene (Malgosa y Subirá 1996). El tipo de desgaste dental
es bastante acusado en ambos individuos, lo que indica
un consumo de alimentos más bien duros y abrasivos.
En cuanto a los cambios degenerativos, en general
se han observado lesiones artrósicas en vértebras y extremidades superiores. La artrosis es una alteración gradual
del cartílago articular y de las superficies articulares del
hueso (Ubelaker, 1984), relacionada con los individuos de
edad adulta y con una sobrecarga articular. Los factores
genéticos y metabólicos también pueden influir en la
aparición de este tipo de lesiones. Aunque no podemos
relacionar directamente la presencia de artrosis en una
articulación con una actividad específica (Jiménez et al.,
2004), en general es consecuencia de la realización de un
estrés mecánico continuado, como por ejemplo determinadas labores agrícolas o actividades que requieran
grandes esfuerzos físicos.
La presencia de entesopatías o exóstosis en ambos individuos, localizadas en las zonas de inserción de
los ligamentos de los antebrazos y las manos, podría relacionarse con una intensa actividad física, ya que la existencia de este tipo de marcadores se debe a un incremento del desarrollo muscular (Capasso et al., 1999).
En conclusión, las alteraciones observadas, teniendo en cuenta el sexo y la edad de los individuos,
concuerdan con lo que se podría esperar de una sociedad
agrícola y ganadera de la Prehistoria Reciente, corroborando los resultados obtenidos del estudio arqueológico.
El registro funerario de la Lloma de Betxí. Á. Pérez Fernández, Mª P. de Miguel Ibáñez
Valoración de los restos
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El registro funerario
de la Lloma de Betxí:
una visión desde la Antropología Física
Ángela Pérez Fernández, Universidad de Granada
María Paz de Miguel Ibáñez, Universidad de Alicante
El esqueleto humano constituye la fuente de información
más valiosa entre los materiales recuperados en las intervenciones arqueológicas, ya sea la cerámica, restos faunísticos, carpológicos, etc. (Brothwell, 1987; White, 2000),
ya que estamos ante los restos más directos de quienes
nos precedieron: «Parmi les chemins qui nous conduisent
à la connaissance des sociétés anciennes, il en est un, tracé
par ce qui nous reste de plus intime de ces gens d’avant :
leur squelette» (Bonnabel, 1997).
Cuando se trabaja con restos óseos humanos de
origen arqueológico se recurre a la Antropología Física,
ciencia que estudia al ser humano en sus aspectos biológicos (antropología físico-biológica). En la medida en que
los humanos somos fruto del proceso evolutivo, la antropología física estudia también el conjunto de los homínidos. Además, se centra en el estudio de las diferencias o
< Detalle de mandíbula adulta con acusado desgaste dental y
absceso radicular.
variaciones físicas entre las poblaciones humanas a lo largo del tiempo y de su distribución en el espacio. Mediante
el uso de métodos y técnicas concretas, esta disciplina
obtiene datos de carácter más específico como la evolución de las enfermedades (paleopatología), la influencia
del medio ambiente en el ser humano, sus actividades
cotidianas, aspectos culturales, etc.
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Fig. 1. Plano de localización de los enterramientos.
[ 114 ]
En la Lloma de Betxí se han recuperado dos enterramientos individuales (de Pedro, 2005; 2010) (Fig. 1), el
primero de ellos durante la campaña de excavación del
año 2002, en posición secundaria junto a los restos de un
cánido (Sanchis y Sarrión, 2004); y el segundo en 2003, en
posición primaria, decúbito lateral izquierdo, depositado
en una fosa circular delimitada por una serie de piedras
de mediano y gran tamaño, sin ningún tipo de ajuar.
Paralelamente, se han recuperado restos óseos aislados:
un fragmento de fémur derecho y un segundo molar inferior derecho permanente. Estos últimos responden a hallazgos casuales o fortuitos, muy frecuentes en poblados
de similar cronología, sin conexión alguna con unidades
funerarias, y relacionados con remociones y contextos de
relleno (de Pedro, 1998).
El primer enterramiento se localizó en el Sector
Este del yacimiento (cuadro b-c/22, capa 7) y su datación
absoluta proporcionó una fecha de 3650±40 BP, calibrada a 2 σ entre 2140 y 1910 BC. Corresponde a un individuo incompleto, de aspecto robusto y con inserciones
musculares marcadas. Las características morfológicas
de los huesos (Ferembach, 1980; Ferembach et al., 1979;
Buikstra y Ubelaker, 1994) permitieron estimar los restos
de un hombre de edad avanzada. Se observaron diversas
lesiones artrósicas en vértebras y zonas articulares de los
huesos largos (Fig. 2) así como en la temporo-mandibular, y una periostitis –infección o inflamación– en la tibia
derecha. Presenta entesopatías en el radio derecho y en
diversas falanges de las manos, que podemos relacionar
con la realización de actividades físicas intensas (Capasso
et al., 1999). En cuanto a la salud oral, destaca el acusado desgaste dental y sarro en la dentición superior y una
edentación total de los dientes inferiores con reabsorción
alveolar antemortem (Fig. 3). Los datos métricos permitieron valorar una estatura media de 176 cm (Trotter y
Gleser, 1952) y un índice craneal dentro de la categoría de
braquicráneo, es decir de forma redondeada.
Con posterioridad, durante la campaña de 2010,
se recuperaron 12 unidades esqueléticas (huesos largos)
y diversas esquirlas vertebrales en el mismo Sector Este
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Fig. 3. Mandíbula con artrosis temporo-mandibular. Se observa
un recrecimiento óseo sobre la superficie articular del cóndilo
izquierdo, y pérdida completa de la dentición. Enterramiento
secundario.
(cuadro a/21-22, UE 1058), muy próximos al conjunto del
enterramiento secundario. Teniendo en cuenta la zona
en que fueron recuperados, así como las características
morfológicas del material: restos de un individuo adulto, probablemente hombre; y paleopatológicas: lesiones
artrósicas en vértebras y zonas articulares de los huesos
largos, posiblemente los restos forman parte del mismo
conjunto funerario recuperado en el año 2002 y, por tanto, se trata del mismo individuo.
El segundo enterramiento fue recuperado en
el Sector Oeste del poblado (cuadro G/14, UE 0037).
Corresponde a un individuo completo, igualmente hom-
bre y de edad adulta, con una datación absoluta de
3400±40 BP, calibrada a 2 σ entre 1760 y 1610 BC. El estado de conservación del mismo era bastante deficiente, debido en parte a las alteraciones postdeposicionales provocadas por el terreno, las cuales condicionaron
unos procesos tafonómicos que destruyeron gran parte
de la superficie ósea. No obstante, pudieron identificarse artrosis cervical y calcificación del ligamento amarillo.
Destacan, por otra parte, las entesopatías localizadas en
los antebrazos y en las falanges de las manos, así como
una marcada inserción del ligamento costo-clavicular.
En cuanto a las patologías orales, también se observó un
El registro funerario de la Lloma de Betxí. Á. Pérez Fernández, Mª P. de Miguel Ibáñez
Fig. 2. Epicondilitis en húmero derecho. Se observa una exóstosis
en el epicóndilo lateral, provocada por pequeños desgarros en el
tendón. Enterramiento secundario.
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Fig. 4. Mandíbula adulta con acusado desgaste dental y
absceso radicular. Enterramiento primario.
marcado desgaste dental, presencia de caries en diversas
piezas y absceso radicular en el primer molar izquierdo
(Fig. 4). Su índice craneal se encuentra dentro de la categoría de mesocráneo.
En cuanto a los restos óseos aislados, durante la
campaña de excavación de 1995, en el espacio correspondiente a la Habitación III (cuadro A/30, Capa 6), se recuperó un fragmento de epífisis distal de un fémur derecho.
Presenta una fractura postmortem en el extremo proximal
y una alteración cromática de color marrón oscuro. La
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epífisis se encuentra fusionada por lo que pertenece a un
individuo de edad adulta. El tamaño de la pieza es relativamente pequeño y de aspecto grácil, por lo que pudiera
tratarse de una mujer.
Y, por último, en la campaña de 1999, se localizó un segundo molar inferior derecho permanente
en la Cisterna del Sector Este (cuadro b-c/26, Capa 5).
Corresponde a un individuo de edad adulta y presenta un
desgaste dental moderado.
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Los enterramientos de la Lloma de Betxí responden a diferentes prácticas funerarias, atendiendo a la posición de los restos óseos. En el primero de ellos, el más
antiguo, la sepultura original aparece removida, quizás
como consecuencia de remodelaciones de las estructuras de habitación; los restos están depositados en posición secundaria, y un esqueleto de cánido parece acompañarlo. El segundo, y más reciente, conserva la posición
primaria de los restos óseos en una sepultura en fosa delimitada por piedras, sin ningún tipo de ajuar. Entre ambas inhumaciones transcurren entre 250 y 300 años, y sus
diferencias confirman la diversidad del ritual funerario
documentado en el Bronce Valenciano (de Pedro, 2010).
El análisis del material antropológico ha permitido
aumentar nuestro conocimiento sobre las poblaciones
de la Edad del Bronce en el ámbito valenciano, así como
la identificación de los individuos encontrados a partir de
sus restos fragmentados, que se suman al amplio corpus
documental del registro ostearqueológico.
Los individuos estudiados son dos hombres adultos que presentan patologías relacionadas con la edad y
con determinadas actividades y hábitos cotidianos, como
son las alteraciones dentales, lesiones artrósicas y determinadas entesopatías.
Las patologías dentales observadas están altamente relacionadas con la dieta y con ciertos hábitos de
higiene. Un consumo elevado de azúcares y de hidratos
de carbono, presentes por ejemplo en el cereal, junto con
otros productos de la ganadería, la caza y la recolección,
favorecen la aparición de caries y sarro, así como la falta de
higiene (Malgosa y Subirá 1996). El tipo de desgaste dental
es bastante acusado en ambos individuos, lo que indica
un consumo de alimentos más bien duros y abrasivos.
En cuanto a los cambios degenerativos, en general
se han observado lesiones artrósicas en vértebras y extremidades superiores. La artrosis es una alteración gradual
del cartílago articular y de las superficies articulares del
hueso (Ubelaker, 1984), relacionada con los individuos de
edad adulta y con una sobrecarga articular. Los factores
genéticos y metabólicos también pueden influir en la
aparición de este tipo de lesiones. Aunque no podemos
relacionar directamente la presencia de artrosis en una
articulación con una actividad específica (Jiménez et al.,
2004), en general es consecuencia de la realización de un
estrés mecánico continuado, como por ejemplo determinadas labores agrícolas o actividades que requieran
grandes esfuerzos físicos.
La presencia de entesopatías o exóstosis en ambos individuos, localizadas en las zonas de inserción de
los ligamentos de los antebrazos y las manos, podría relacionarse con una intensa actividad física, ya que la existencia de este tipo de marcadores se debe a un incremento del desarrollo muscular (Capasso et al., 1999).
En conclusión, las alteraciones observadas, teniendo en cuenta el sexo y la edad de los individuos,
concuerdan con lo que se podría esperar de una sociedad
agrícola y ganadera de la Prehistoria Reciente, corroborando los resultados obtenidos del estudio arqueológico.
El registro funerario de la Lloma de Betxí. Á. Pérez Fernández, Mª P. de Miguel Ibáñez
Valoración de los restos
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